Sí, lo primero que se nos puede venir a la mente al leer el título de esta entrada podría ser la situación de un mercado, pero si especificamos, se trata de un mercado de caza para personas ricas como es el caso del Rey emérito Juan Carlos I.
Ante esta imagen solo existe un calificativo posible y es el del horror, haciendo referencia al artículo "Ante la imagen de los demás: pornografía de la muerte y producción cultural en el contexto digital" escrito por nuestra profesora Eva Navarro Martínez, nada más comenzar con su lectura la primera imagen que se nos viene a la mente de manera impactada, es la del Rey Juan Carlos I, nuestro actual Rey emérito. Esta imagen fue tomada en el año 2006, no obstante, no vio la luz hasta que éste llegase a España de forma urgente desde Botsuana debido a una fractura de cadera a causa de una fuerte caída mientras cazaba elefantes.
En la fotografía podemos visualizar al monarca con escopeta en mano junto con un elefante muerto, la imagen se difundió rápidamente por todos los medios y redes sociales generando una nueva polémica para la casa Borbón. Claramente, las redes mostraron una vez más que son el principal foco de atención de los diferentes escenarios posibles, y en ese año concretamente, Twitter donde se pueden denunciar las atrocidades del mundo, y como resultado de esa foto, un número alto de individuos se mostraron muy incómodos y personalmente ofendidos con lo sucedido.
Pensamos en cómo puede ser que en este siglo, todavía queden representantes de pueblos occidentales que nos demuestran en una única instantánea que no les hace falta nada más para mostrar el horror del ser humano en una muestra tan amplia y tan representativa como es el arte y la cultura, manchando con sus propias manos un ser magnífico como es el elefante.
Según distintas ONGS los elefantes tienen un alto porcentaje en peligro de extinción debido a la pérdida de su hábitat y también por la caza furtiva. Como bien describe la autora del artículo, esta imagen pertenece al grupo del canibalismo, englobando a su vez los conceptos de reapropiación y descontrol de la producción cultural, de cómo el ser humano y en especial haciendo mención al hombre blanco procedente de occidente, la libertad y el poder que posee para cometer un acto que por lo que observamos en su rostro, es posiblemente, es más, nos atrevemos a decir muy satisfactorio.
Consideramos que la acción del Rey emérito es un acto con carencia de ser ejemplar, con una falta de ética enorme haciendo alusión al momento actual en el que se encontraba nuestro país, en una crisis económica y ya con problemas serios dentro de la corona. Pensando en cómo el arte en vez de defenderlo, le genera una prótesis de publicidad engañosa y defectuosa alejándole más del sentido común. Un arte que nunca ha estado ligado a los cazadores con sus presas, representado la pornografía de la muerte, un significado sumamente erróneo dentro de la cultura, el arte no es eso, el arte no es matar por diversión y menos para poder exponerlo como si se tratase de un trofeo ante todo el mundo en una mera fotografía.
Nos preguntamos si este suceso, y los demás de caza ya sea furtiva como por diversión, algunas personas defienden que se hace por razones humanitarias, otras, prefieren olvidar y así evitar hablar del tema, pero ¿no sería mejor alzar la voz y tomar conciencia de ello para que no se vuelva a repetir esta situación? Es posible que, dentro de esa posibilidad al intentar evitar este tema, volverá a repetirse la escena en la cual aparece un cazador posando orgulloso con su presa muerta.
Ante esta imagen solo existe un calificativo posible y es el del horror, haciendo referencia al artículo "Ante la imagen de los demás: pornografía de la muerte y producción cultural en el contexto digital" escrito por nuestra profesora Eva Navarro Martínez, nada más comenzar con su lectura la primera imagen que se nos viene a la mente de manera impactada, es la del Rey Juan Carlos I, nuestro actual Rey emérito. Esta imagen fue tomada en el año 2006, no obstante, no vio la luz hasta que éste llegase a España de forma urgente desde Botsuana debido a una fractura de cadera a causa de una fuerte caída mientras cazaba elefantes.
En la fotografía podemos visualizar al monarca con escopeta en mano junto con un elefante muerto, la imagen se difundió rápidamente por todos los medios y redes sociales generando una nueva polémica para la casa Borbón. Claramente, las redes mostraron una vez más que son el principal foco de atención de los diferentes escenarios posibles, y en ese año concretamente, Twitter donde se pueden denunciar las atrocidades del mundo, y como resultado de esa foto, un número alto de individuos se mostraron muy incómodos y personalmente ofendidos con lo sucedido.
Pensamos en cómo puede ser que en este siglo, todavía queden representantes de pueblos occidentales que nos demuestran en una única instantánea que no les hace falta nada más para mostrar el horror del ser humano en una muestra tan amplia y tan representativa como es el arte y la cultura, manchando con sus propias manos un ser magnífico como es el elefante.
Según distintas ONGS los elefantes tienen un alto porcentaje en peligro de extinción debido a la pérdida de su hábitat y también por la caza furtiva. Como bien describe la autora del artículo, esta imagen pertenece al grupo del canibalismo, englobando a su vez los conceptos de reapropiación y descontrol de la producción cultural, de cómo el ser humano y en especial haciendo mención al hombre blanco procedente de occidente, la libertad y el poder que posee para cometer un acto que por lo que observamos en su rostro, es posiblemente, es más, nos atrevemos a decir muy satisfactorio.
Consideramos que la acción del Rey emérito es un acto con carencia de ser ejemplar, con una falta de ética enorme haciendo alusión al momento actual en el que se encontraba nuestro país, en una crisis económica y ya con problemas serios dentro de la corona. Pensando en cómo el arte en vez de defenderlo, le genera una prótesis de publicidad engañosa y defectuosa alejándole más del sentido común. Un arte que nunca ha estado ligado a los cazadores con sus presas, representado la pornografía de la muerte, un significado sumamente erróneo dentro de la cultura, el arte no es eso, el arte no es matar por diversión y menos para poder exponerlo como si se tratase de un trofeo ante todo el mundo en una mera fotografía.
Nos preguntamos si este suceso, y los demás de caza ya sea furtiva como por diversión, algunas personas defienden que se hace por razones humanitarias, otras, prefieren olvidar y así evitar hablar del tema, pero ¿no sería mejor alzar la voz y tomar conciencia de ello para que no se vuelva a repetir esta situación? Es posible que, dentro de esa posibilidad al intentar evitar este tema, volverá a repetirse la escena en la cual aparece un cazador posando orgulloso con su presa muerta.
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